Rosa López Monís

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Rábano Negro

El rábano negro (Raphanus Sativus) pertenece a la familia de las Brasicaceas, lo que se llamaban “crucíferas”, con más de 3.000 especies vegetales diferentes,  por tanto pertenece a la misma familia que el brócoli, col kale, coliflor… y como todas ellas posee propiedades interesantísimas para mejorar nuestra salud.

Contiene glucosinolatos, isotiocianatos e índoles, entre ellos el sulforafano, de reconocidas propiedades anticancerígenas, antioxidantes y hepatoprotectoras entre otras.

Para consumo humano, se utiliza sobre todo el rábano blanco, los rabanitos y el rábano negro. Este último es el que más propiedades medicinales presenta, por ello es sobre el que centraré este artículo.

Destaco en primer lugar su gran acción diurética debido a la gran cantidad de potasio que posee en su composición y su gran aporte de agua, en torno al 95% de su peso. Muy rico en vitamina C y en folatos, nos aporta propiedades antioxidantes, regenerativas e inmunoestimulantes. Además presenta una cantidad significativa de yodo, mineral indispensable en el buen funcionamiento de la glándula tiroides. Presenta otros minerales como el hierro, magnesio, calcio, fósforo y como un miembro de las Brasicaceas, azufre, responsable de ese característico sabor picante. Sus principales compuestos orgánicos azufrados son el rafanol, con propiedades colagogas lo que le ayuda a expulsar la bilis, coleréticas, ayudando a la producción de bilis  y la rafanina, con reconocidas propiedades inmunoestimulantes, antivíricas y antibacterianas. Por todo ello es una de las verduras reconocida como una de las que presenta mayores propiedades depurativas, cardioprotectoras, digestivas, hepatoprotectoras, antioxidantes y anticancerígenas.

Portador de una enzima de reconocidas propiedades desontoxicantes, enzima sulfurosa peroxidasa, que además ayuda a despegar las flemas de las paredes del tejido mucoso y facilitar su rápida eliminación.

En un estudio realizado en India,  y que podéis ver aquí, se llegó a la conclusión de que la raíz del rábano negro, producía la apoptosis e inhibía la proliferación de las células tumorales en humanos.

Por ello os recomiendo añadir el rábano a vuestras ensaladas. Además os diré que es una de las pocas crucíferas muy indicada en problemas tiroideos.  La rafanina presente en el rábano es responsable de mantener la producción de tiroxina y calcitonina en un equilibrio adecuado.