Rosa López Monís

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AZÚCAR, DULCE VENENO, parte II por Rosa López Monís

ATAQUE AL SISTEMA INMUNOLÓGICO

Cuando empecé a trabajar con mi microscopio, me llamaba la atención cuando me

observaba a mi misma y a mis pacientes la sangre, como los marófagos, implicados en la inmunidad celular, podían obesrvarse muy activos nadando por el plasma y en

cambio otras veces estaban anestesiados, es decir no se movían, podíamos ver

bacterias nadando a su alrededor y estos no se inmutaban, cuando una buena reacción sería la de atacar a estos y otros microorganismos. Pensé que algo debía afectarlos y empecé a investigar, sobre la dieta y otros factores. Revisando la bibliografía científica encontré el trabajo de la doctora Nancy Appleton en Lick the sugar habit, que os resumo así:

“Una de las substancias que aparentemente creemos que es inofensivas y sin

embargo de las que mayores problemas crea al atacar nuestro sistema inmunológico

es el azúcar refinada. Los macrófagos quedan atorados en el azúcar y se imposibilita

su acción. La misión de los macrófagos consiste en destruir, bloquear y activar la

inmunidad cuando detectan la presencia de una toxina, un virus o una bacteria… Cada

vez que ingerimos azúcar, aunque sea tan poco como dos cucharadas, las proporciones de minerales entran en desequilibrio. Este desequilibrio a su vez, en personas ya enfermas, puede durar horas y a veces ya no se recuperan. Cuando los minerales del cuerpo están en desequilibrio día tras día, año tras año, posiblemente por

generaciones, la habilidad del cuerpo para volver a su homeostasis está agotada. El

cuerpo ya no puede volver a su armonía o balance… Resulta pues increíble que las

autoridades del Departamento de Salud Pública de diferentes Naciones sigan

manteniendo al público en la total ignorancia. Lo más que se ha conseguido es obligar

a indicar en la etiqueta de los productos industriales si contienen azúcar, cosa que

aparece prácticamente en el 90% de los mismos ya que incluso los productos salados

son conservados en azúcar.

Por tanto se confirmaba lo que yo estaba observando a microcopía. Para corroborarlo

decidí experimentarlo yo misma y observé mis neutrófilos a microscopía durante tres

días desayunando un zumo de naranja con dos cucharadas de azúcar blanca refinada

y otros tres días en el que mi desayuno consistía en un zumo de pomelo sin ningun

azúcar añadido. ¿Y qué pude observar? pues os lo ilustro con una foto, y os prometo

hacerlo en video, lo colgaremos en nuestro canal de youtube en cuánto tenga tiempo

de hacerlo, https://www.youtube.com/channel/UCueE-Wh1ugCClXFPl2qSmag.

En esta foto pueden verse tres neutrófilos anestesiados, cuando un neutrófilo está

activo, forma pseudópodos y evaginaciones y no lo vemos con esa forma de esfera tan

perfecta, para que me entendáis. Corresponde al desayuno con las dos cucharadas

soperas de azúcar, que por cierto después de años sin añadir azúcar a un zumo, ni a

nada, que mal me supo. Esas mañanas me sentí más cansada a las 2, 3 horas de lo

que normalmente me siento, los que me conocéis sabéis que tengo mucha energía.

Esta situación hematológica se mantuvo por una media de 4-5 horas, con todos

aquellos que desayunáis con un sobrecito de azúcar blanca refinada u cualquier otra

azúcar que provoque un alto índice glucémico en sangre, pasaréis la mañana con unas defensas, en lo que a neutrófilos se refiere, dormidas, anestesiadas, dejando vía libre para que virus, retrovirus, bacterias… viajen y se multipliquen libremente por vuestro cuerpo.

En esta segunda fotos se ven dos neutrófilos, activos, formando pseudópodos y

moviéndose libremente por el plasma. Corresponde a uno de los tres días en los que

desayuné el zumo de pomelo. Una imagen vale más que mil palabras.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

- Libro: Lick the Sugar Habit, Nancy