Rosa López Monís

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5 Nutrientes para prevenir el deterioro cognitivo

1. Cúrcuma

Un análisis publicado en 2014 por el Asia Pacific Journal of Clinical Nutrition demotró cómo al añadir 1 gramo a cada desayuno en pacientes con pre-diabetes, los cuales tienen más probabilidades de sufrir demencia, mejoraron sus cualidades de memoria cada día solo después de seis horas de haberla consumido. 

Otras investigaciones han concluido que la cúrcuma es más efectiva  inhibiendo la formación de las placas de amiloides que muchos otros tratamientos para el Alzheimer.

El bajo peso molecular de la cúrcuma y su estructura polar permiten que traspase la barrera hematoencefálica y unirse a los beta amiloides, las proteínas anormales que se forman en el cerebro de las personas que padecen Alzheimer. La curcumina fitosomada es especialmente útil por su facilidad para llegar al cerebro.

2. Omega 3

Un estudio publicado por la Universidad de San Paulo, demostró la ingesta de pescado y de otras fuentes de ácidos grasos omega-3 EPA y DHA ha sido asociada con el retraso del deterioro cognitivo leve y del riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer en adultos mayores.

Los adultos mayores con niveles más altos de EPA y DHA en el plasma mostraron mejora en las funciones cognitivas tales como la fluidez verbal, la velocidad de procesamiento de la información y la memoria visual.

Por consiguiente, los efectos de la administración de suplementos de EPA y DHA en los adultos mayores en estadios iniciales de la demencia y en el deterioro de la memoria son prometedores

3. Aceite de coco

El coco es rico en triglicéridos de cadena media (MCT), que son grasas que no son procesadas del mismo modo que los triglicéridos de cadena larga.

Normalmente, cuando se toma una grasa está debe ser mezclada con la bilis liberada de la vesícula biliar antes de que pueda ser descompuesta en su sistema digestivo, sin embargo los triglicéridos de cadena media van directamente al hígado, donde se convierten en cetonas, que pasarán al torrente sanguíneo y de aquí al cerebro, donde servirán de combustible para las neuronas.

En pacientes con enfermedades degenerativas la glucosa no es capaz de atravesar las membranas para suministrar el combustible, por lo que las células mueren. Si le suministramos el combustible en forma de cuerpos cetónicos, podemos evitar esta destrucción neuronal. De hecho, las cetonas parecen ser la fuente preferida de alimento del cerebro en pacientes con diabetes o Alzheimer.

 4. Té verde, epigalocatequina 3 galato

Un estudio publicado en China demostró que esta catequina presente en el té verde, promueve la neurogénesis en ratones y la proliferación de células madre en el hipocampo.

Por otro lado otro estudio, publicado California, demostró que el té verde estimula la acción del  Factor neurotrófico derivado del cerebro, una familia de proteínas que favorecen la supervivencia de las neuronas. Estas sustancias pertenecen a una familia de factores de crecimiento, un tipo de proteínas que se vierten al torrente sanguíneo y son capaces de unirse a receptores de determinadas células para estimular su supervivencia, crecimiento o diferenciación y lo mejor es que este efecto se consigue con cantidades mínimas presentes en una simple infusión.

5. Probióticos

Los equilibrios de la flora intestinal pueden tener un papel crucial en el desarrollo neuronal del feto, en el neonato y durante las primeras décadas de vida, como os contamos en nuestra conferencia “intestino, segundo cerebro”.

De igual modo puede influir en el deterioro cognitivo producido en tercera edad, fase de la vida que se caracteriza por una importante reducción de la diversidad micróbica intestinal y por un incremento relativo de las Proteobacterias a expensas de las Bifidobacterias, con una consecuente menor producción de los ácidos grasos a cadena corta que juegan un papel importantísimo en el equilibrio del SNC. Por otro lado una microbiota intestinal alterada disminuye la disponibilidad de  polifenoles y antioxidantes, que protegen a las células nerviosas del envejecimiento.