Aloe Vera. Una planta curativa y alcalinizante.

La palabra aloe procede del árabe “alloeh” y significa amargo. Vera procede del latín “verum” y significa verdadera. Antes se incluía en la familia de las liliáceas pero los últimos estudios la sitúan en la familia de las xantoroeáceas. Es originaria de África, pero la podemos encontrar en todas las zonas cálidas del mundo.

La planta contiene dos sustancias, cada una de ellas con una composición diferente:

- Acíbar de áloe: de color amarillento, el cuál es el látex de la planta, de color amarillo y sabor amargo, que se encuentra justo debajo de la piel de las pencas, el cuál es muy rico en antraquinonas, como la aloesina, la aloína A, aloemodina, barbaloína… las cuáles son las responsables de otorgarle a la planta su gran capacidad como estimulante de las secreciones digestivas. Por otro lado son también responsables de su acción como laxante. Si se abusa del acíbar se pueden manifestar síntomas de irritación intestinal e incluso de riñón. De forma externa puede irritar la piel. Estas sustancias inducen la secreción activa de agua y electrolitos en el lumen del intestino. Los efectos laxantes se producen aproximadamente 9 horas después de la ingestión. 

- Gel de aloe: Nos referimos a la pulpa de las hojas, que presenta un color transparente, compuesto por agua, minerales, enzimas, y polisacáridos con una acción geleficante, como el glucomanano, mucílados, pectina, galactoglucoarabinomanano... No posee acción irritante del sistema digestivo, ni laxante, en cambio es un gran desinflamante de las mucosas y la piel.

Además en el aloe podemos encontrar ácido laúrico, oleico, glutamínico, linoleico, vitaminas como la A, la E, la C, ácido fólico, tiamina, niacina, riboflavina, aminoácidos como la arginina, taninos, terpenos, fitoesteroles, entre otros interesantes componentes.

Los preparados comerciales se obtienen tras liofilizar la planta, extrayendo el producto de las hojas por un proceso de congelación. En este proceso perdemos algunas vitaminas y enzimas, con lo que aunque son mejor que nada, si tenéis la opción de consumir el aloe directamente de la planta mucho mejor, ya que además sus propiedades desinflamatorias actúan cuando la consumimos en forma líquida, la fibra necesita estar hidratada, por ello como primera opción la planta en jugo, eliminando el acíbar, segunda gel de aloe natural y por último los comprimidos, ya que estos últimos son los que mayor cantidad de acíbar presentan y pueden ser muy irritantes.

El aloe oral ha sido recomendado para curar úlceras gastrointestinales, tratar el SIDA, bajar el azúcar en sangre en pacientes con diabetes, tratar y prevenir el cáncer, disminuir los niveles de lípidos en la sangre, para tratar flatulencias, parásitos, cerrar heridas gracias a su efecto astringente, para el dolor ya que secreta ácido salicílico, favoreces las defensas y mejorar la función del hígado.

En el Instituto Estomatológico de Moscú, los investigadores demostraron que el extracto de esta planta en una solución acuosa podía regenerar las fibras nerviosas.
Por otro lado descubrieron que el uso del gel era efectivo para tratar los problemas auditivos. Los resultados fueron contundentes: con este tratamiento se prevenía la destrucción de tejidos sanos y se recuperaban con rapidez los dañados, de forma que una buena parte de los pacientes con la capacidad auditiva deteriorada recuperaron un porcentaje importante de audición.

La emodina, presenta en el acíbar, ha demostrado su efectividad para inhibir la proliferación en células de cáncer de esófago según un estudio realizado en China. Podéis ver el estudio aquí: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27602169.

Esta misma sustancia ha sido utilizada con éxito en el cáncer de mama, según un estudio llevado a cabo en Taiwán, que os dejo aquí:  https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27391337

Entre los estudios, destacaría también uno llevado a cabo por el Instituto de Ciencia y Medicina de Linus Pauling, en California en 1985 donde se pudo constatar el efecto beneficioso que tiene el consumo habitual de áloe sobre el aparato digestivo. Los pacientes afectados de colitis, acidez estomacal o colon irritable que consumieron a diario el jugo extraído de las hojas de áloe vera experimentaron una gran mejoría. Además se demostró que es una planta tremendamente alcalinzante, aumentando el pH del intestino en 1,88 unidades una hora después de su consumo, actuando como un tampón en el intestino. 

Podéis verlo aquí: http://www.desertharvest.com/physicians/documents/DH127.pdf

La Universidad de Chicago, ha centrado sus investigaciones en el uso de la planta para las quemaduras, demostrando que la eficacia de estas aplicaciones se debe a tres factores que actúan de forma conjunta: 

  1. Algunos de los componentes de la planta de áloe tienen una estructura similar a la del ácido acetilsalicílico (conocido como aspirina) que, cuando se combina con el magnesio, mineral que también está presente en la planta, consiguen un efecto anestésico y analgésico.

  2. La suma de todos los ingredientes bioactivos contenidos en la planta la dotan de un amplio espectro antimicrobiano que favorece la asepsia de las quemaduras, lo cual es un factor decisivo con el fin de evitar su posterior infección, que es una de las consecuencias más habituales cuando se trata de quemaduras graves.

  3. El áloe actúa sobre las prostaglandinas, a través de las cuales las células mantienen su integridad, y disminuyen la inflamación.

La combinación de estos tres factores hace que el gel de áloe pueda penetrar en los tejidos dañados, reduciendo considerablemente el dolor y la inflamación, al mismo tiempo que previene la progresiva isquemia dermal que se produce en la piel tras agresiones importantes como son las quemaduras. De este modo, el áloe vera se utiliza para prevenir la necrosis o pérdida progresiva del tejido de la herida. Todo ello se traduce en una curación más rápida, pudiendo reducirse hasta en un 50 % la recuperación. 

Un estudio financiado por la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos (actualmente la Comisión Reguladora Nuclear) encontró que el áloe era extraordinariamente efectivo en la cicatrización de las quemaduras producidas como consecuencia de las radiaciones.
El tratamiento con esta planta acelera, según los datos, la fase de reparación de la lesión hasta que se produce la completa curación de la úlcera.

Para la piel es un gran aliado, ayudando a eliminar células muertas y arrugas, aportando tersura y suavidad a la piel.

También he podido encontrar estudios en contra del aloe, que me gustaría mencionar. Uno de ellos relaciona las antraquinonas con síntomas como la diarrea, hipokalemia, pseudomelanosis coli, en la que se aprecia una coloración negra en el colon, insuficiencia renal, así como fototoxicidad y reacciones de hipersensibilidad.  Os dejo el estudio aquí: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26986231

Incluso ha mostrado, según afirman en este estudio actividad carcinogénica en ratas, y fue clasificado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer como posible carcinógeno humano (Grupo 2B). En mi opinión vuelvo a citaros la frase que me gusta tanto: “Nada es veneno, todo es veneno, la diferencia está en la dosis”. Me indigna este tipo de artículos financiado muy posiblemente por la aquellos a los que no les interesa que podamos curarnos con plantas. Por supuesto pienso que las plantas mal usadas pueden llegar a ser muy peligrosas, ya que existen plantas tóxicas o dosis tóxicas y que hay que tener un control, pero el aloe bien usado nos ofrece unas posibilidades terapeúticas muy a tener en cuenta. 

El uso tópico de aloe es generalmente seguro, aunque se han reportado algunos casos de dermatitis alérgica y sensaciones de quemadura leves. El uso interno de aloe está contraindicado en casos de obstrucción intestinal, enfermedad inflamatoria intestinal, apendicitis y dolor abdominal de origen desconocido. El uso interno a largo plazo puede conducir a pérdida de electrolitos y deshidratación y aumentar el riesgo (riesgo relativo de 3,0) de cáncer colorrectal. No se recomienda el uso interno durante el embarazo o en madres lactantes. Su uso excesivo puede provocar una pérdida excesiva de potasio, hemorragia menstrual o congestión del bajo vientre.

El aloe es un ingrediente presente en una amplia variedad de productos cosméticos y destinados a la salud. Los beneficios de los productos comercialmente disponibles son desconocidos ya que muchos sólo contienen cantidades mínimas de aloe. Sin embargo, algunos productos de gel de aloe que están disponibles contienen más de 95% de gel de aloe puro. Para el uso tópico, las recomendaciones deben aplicarse libremente según sea necesario. Cuando se usa internamente, la dosificación típica es de 20-30 mg de antraquinonas / día. En jugo la dosis diaria recomendada es 20-25 ml antes de cada comida, no excediendo nunca el cuarto litro al día. 

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