Rosa López Monís

View Original

Amalgamas dentales peligrosas

Gran parte de la población española lleva empastes de amalgama, conocidos como empastes plateados.

Pues bien el 50% de la composición de la amalgama es Mercurio ( Hg ), el metal no radiactivo más tóxico que existe.

Ni en Japón, ni en Rusia, ni en Suecia, se permiten ya el uso de las amalgamas de mercurio. La definición de amalgama es una aleación de mercurio con otro metal. En concreto las que se usan en odontología contienen un 50 % de mercurio, un 35% de plata, estaño, cobre y una pequeña cantidad de Zinc. 

Desde el momento que se coloca en la boca, la amalgama libera mercurio durante su secado y endurecimiento. Con el paso del tiempo la amalgama sufre cambios electroquímicos a lo que también se conoce como corrosión. Este fenómeno lleva a la degradación de ciertas fases que la componen conduciendo a la liberación de mercurio libre (1).
El mercurio puede producir por intoxicación crónica, cuadros de inflamación linfática, inflamación de las mucosas de la boca (amigdalitis, faringitis), migrañas, periodos de ansiedad, falta de voluntad, pereza, agresividad, dolores óseos, incluso problemas de vías urinarias (2).

La IAQMT ( International Academy of Oral Medicine and Toxicology ) ha demostrado que el mercurio de las amalgamas se evapora de forma alarmante. El riesgo  de evaporación aumenta con las comidas calientes, los alimentos cítricos, los productos ácidos, los flúor de las pastas dentífricas, el bruxismo, el tabaco, las drogas, el crear corrientes eléctricas con otros metales ( puentes, obturaciones de oro, ortodoncia, .. ) y con el electromagnetismo de móviles, afeitadoras o cepillos eléctricos, …). “Ott 1984, Vimy y Lorscheider,1985,Melet”. Además en el camino del mercurio, hasta el cerebro, órgano donde acaba almacenándose, va causando daño en otros muchos órganos como el hígado o el riñón. 

Por los años ochenta el investigador norteamericano D.W. Eggleston de la universidad del sur de California hizo un estudio (3)  en tres pacientes que alojaban restauraciones con amalgama en la cavidad bucal. Luego de retirar estos materiales metálicos observó que la población de linfocitos T4 aumentaba en un porcentaje significativo. Es mas al volver a colocar los metales, la cantidad de dicha línea celular volvía a disminuir.
Esto le hizo suponer que las amalgamas originaban en estos pacientes cierto grado de inmunosupresión.
Es cierto que aunque en esta investigación el grado de inmunosupresión no era severo, el hecho de tener múltiples amalgamas en la boca podría convertirse en un factor no conveniente en enfermedades que afectan al sistema inmune u otras en las cuales un adecuado nivel inmunológico es de mucha importancia por ejemplo, el cáncer.  Al atacar el sistema inmune,  hongos, virus y bacterias pueden extenderse de un modo muy rápido.  Puesto que el mecanismo natural de desintoxicación esta paralizado no se pueden excretar otras sustancias nocivas de nuestro entorno que absorbemos involuntariamente cada día (formaldehído, plomo, cadmio, ) y se almacenan en el cuerpo.

En algunos casos se ha relacionado claramente con una caída lenta de la salud. La intoxicación al mercurio tiene como nombre: hidrargirismo.

El Dr. Max Daunderer, toxicólogo alemán,  afirma: “La Intoxicación crónica de amalgama es seguramente también una causa frecuente de la infertilidad. Por lo menos varias mujeres infértiles quedaron al fin embarazadas después de haberles eliminado sus empastes de amalgama”.

        En Alemania mueren cada año unos 1500 bebés por la muerte súbita infantil (SID = sudden infantil death). Nuevas investigaciones de Suecia informan de almacenamientos altos de mercurio en el cerebro por la amalgama de la madre. Daunderer afirma que: “Hay que sospechar que la amalgama es un factor de la SID”.

        Aparentemente, la amalgama también esta entre los factores que causan las alergias. Un nuevo estudio del instituto de medicina naturalista en Marburg demuestra en 332 jóvenes un aumento notable de alergias (erupciones, acné, alergia alimentaría, bronquitis crónica) y otras enfermedades crónicas en concordancia con el aumento de empastes de amalgama”. “En el futuro se pueden atribuir varias enfermedades más a la intoxicación crónica de amalgama de forma demostrable” continua el toxicólogo Daunderer, “porque hemos podido tratar con la terapia de amalgama una serie de enfermedades serias y raras para las que no se conocían métodos de curarlas.

La gente que posee un alto nivel de selenio es capaz de soportar el ataque prolongado del mercurio durante más tiempo. Científicos suecos descubrieron que un alto nivel de selenio acelera la excreción natural del mercurio. En primer lugar, el selenio contrarresta al mercurio actuando como  una enzima. En segundo lugar forma con el metal tóxico una combinación no tóxica. De esta forma queda desactivado no solo el mercurio sino también el selenio. La consecuencia es que el nivel de selenio baja y el mercurio puede desarrollar su acción en el cuerpo cada vez más. Numerosos estudios confirman que el mercurio perjudica y bloquea determinadas hormonas, receptores y enzimas. Así se perturba principalmente el metabolismo en el cerebro, los nervios, las proteínas, grasas, hidratos de carbono y vitaminas.

   Daunderer describe los siguientes síntomas principales de la intoxicación de mercurio:

        Poca vitalidad, irritabilidad, dolor de cabeza, mareos, temblores, molestias intestinales, pérdida de memoria, insomnio, debilidad muscular, dolores de espalda, de mandíbula, paradontósis, alergias, nerviosismo, depresión, perturbaciones de coordinación, parálisis, perturbaciones de vista y de oído, defensas bajas frente a infecciones, arritmia, anemia.n

Hay varios métodos para diagnosticar una posible intoxicación:

La prueba del chicle:

Se emplea para demostrar que se desprende mercurio de los empastes de amalgama que se encuentran en la boca. Antes de hacer la prueba se guarda un poco de saliva. Luego se mastica de forma intensiva durante unos diez minutos un chicle sin azúcar. Posteriormente se analiza la saliva en un laboratorio respecto a su nivel de mercurio. Según un estudio de la universidad de Tübingen publicado en mayo 1996, cada tercero de los 17.000 portadores de amalgama analizados tenía en su saliva niveles de mercurio demasiado altos y según los médicos perjudiciales para la salud.

 

Prueba de metales pesados en pelo:

El cabello es un tejido excretor para los elementos minerales tonto esenciales, como los no esenciales potencialmente tóxicos. En general, lo cantidad de elementos minerales incorporados de forma irreversible en el cuero cabelludo es proporcional a lo concentración de los mismos en otros tejidos del organismo. De esta forma, el análisis de elementos minerales en el cabello nos proporciona un test de criba para determinar la situación fisiológica en nuestro organismo de dichos minerales, sea en exceso, déficit o mala distribución.

Metales en la orina:

        Este método existe desde hace pocos años. Con ella el médico puede diagnosticar de forma rápida y sencilla el grado de la intoxicación con una prueba de orina.

Prueba DMPS:

        DMPS (Dimercapto-propansulfonato) es una sal sulfúrica a la que se adhiere el mercurio en la sangre. A través de la orina y la defecación se excretan los tóxicos. Daunderer analiza la orina espontánea entre 45 y 60 minutos después de la inyección de DMPS en búsquedas de mercurio y otros metales. De esta forma puede deducir la gravedad de la intoxicación. El Instituto Federal de Medicamentos de Alemania (BfArM) recomienda a su vez el uso de la orina almacenada en las últimas 24 horas. Para Daunderer significa esto una falsificación de la prueba. Como el DMPS solamente tiene efecto entre 2 o 4 horas, el método de 24 horas diluiría la orina tóxica con orina limpia.

Radiografía:

Debajo de los empastes de amalgama se forman muchas veces depósitos de amalgama. Con una radiografía “blanda” un médico experto puede localizar estos depósitos.

Análisis del tejido con una tomografía:

        Con una tomografía se puede descubrir si el tejido está contaminado con metales pesados. En los portadores de amalgama suelen ser la corteza cerebral, la hipófisis y la mandíbula.