Helicobacter pylori (H. pylori) es una bacteria gramnegativa que coloniza selectivamente el epitelio gástrico humano y está relacionada epidemiológicamente con dos tipos de cáncer, el cáncer de estómago y colorrectal.

Además, está implicada en la etiología de la gastritis y las úlceras pépticas, así como con el desarrollo de alergias. La terapia con anticuerpos junto con otros tratamientos suele ser bastante efectiva, pero no sin complicaciones. Más del 50% de la población mundial está infectada con estas bacterias. La resistencia de estas bacterias a los antibióticos comunes se ha relacionado con la variabilidad genética y con su capacidad para desarrollar biofilms, biopelículas, es decir su capacidad para esconderse.

Últimamente, el enfoque de numerosas investigaciones ha cambiado a varios agentes herbales que muestran tener una actividad antibacteriana significativa contra H. Pylori.

Desde el primer estudio de cribado de plantas medicinales contra H. Pylori que fue publicado por investigadores coreanos que examinaron varias plantas medicinales contra H. Pylori, como extractos de Eugenia caryophyllata (flor), Coptidis japonica (rhizoma), Magnolia officinalis (corteza), Rheum palmatum (rhizoma) y Rhus javanica (galla rhois), demostrando que tenían un efecto bacteriostático sobre H. pylori.

(Bae et al., 1998), se han publicado varios estudios procedentes de distintos países. En esta revisión podéis ver un resumen de algunos de ellos.

Uno de estos agentes que han mostrado actividad en algunos pacientes, no en todos,  es la curcumina. Además, la curcumina también sirve como un agente que altera la biopelícula, lo que sugiere múltiples funciones de la curcumina en la inhibición de la infección por H. pylori.

La curcumina, comúnmente conocida como la cúrcuma, es generalmente una mezcla de tres curcumoides (curcumina, demethocycurcumin, y bisdemethoxycurcumin) y un aceite volátil. Numerosos estudios han informado que la curcumina tiene una amplia gama de actividades biológicas que incluyen efectos antimicrobianos, antioxidantes, antitumorales y antiinflamatorios.

Además, la curcumina tiene algunas actividades inmunosupresoras que incluyen la expresión de citoquinas como la IL-1 y el TNF-α .

Por otro lado, la curcumina mejora la actividad fagocítica de los macrófagos, es decir mejora nuestras defensas.

Un equipo coordinado por el Dr. P. Kundu publicó en 2009 en Antimicrobial Agents and Chemotherapy un estudio que demostró tanto in vitro como en ratones infectados con Helicobacter pylori que la curcumina, mostró un inmenso potencial terapéutico contra la infección por H. pylori, ya que fue altamente eficaz en la erradicación de H. pylori en ratones infectados, así como en la restauración del daño gástrico inducido por H. pylori

Por otro lado, el jengibre, es otro rizoma que resulta eficaz. Un equipo de India, coordinado por el doctor S. M. Nanjundaiah publicó en 2011 un trabajo según el cual la raíz de jengibre (Zingiber officinale), debido a su riqueza en fenoles, inhibe la proliferación excesiva de la Helicobacter pylori, destacando además que potencia la actividad de dos antioxidantes, la catalasa y la superóxido dismutasa, reparadores de la mucosa gástrica.

El tercer remedio, la goma de masilla es una resina obtenida del tronco de un arbusto de hoja perenne que se encuentra principalmente en la isla griega de Chios. Rico en compuestos antiinflamatorios y antioxidantes, es un remedio natural para una amplia gama de afecciones, como: reflujo ácido, gastritis, infecciones por hongos, acidez estomacal, colesterol alto, indigestión, enfermedad inflamatoria intestinal, problemas respiratorios y úlceras.

Los estudios preliminares de laboratorio sugieren que la goma de masilla tiene actividad contra Helicobacter pylori, considerada la principal causa de úlceras gástricas. Un estudio piloto de 2010 publicado en Phytomedicine investigó el uso de la goma de masilla tres veces al día en una dosis de 350 mg, durante dos semanas en personas con infección por H. pylori. Cinco semanas después del tratamiento, la infección se erradicó en un tercio de los participantes del estudio.

El cuarto remedio es el jugo de arándano. Se han demostrado resultados positivos significativos en el tratamiento de infecciones por H. pylori con jugo de arándano en estudios in vivo en humanos. Hace unos años, los arándanos se probaron en combinación con antibióticos como el metronidazol y la claritromicina demostrando ser efectivos para mejorar las tasas de erradicación y suprimir las infecciones en poblaciones endémicas. Sin embargo, muy pocos estudios han evaluado el posible efecto beneficioso de los arándanos en la curación de la infección por H. Pylori, por lo que necesitamos más investigación.

Y por último, los extractos de fruta de grosella negra (Ribes nigrum L.), se han usado tradicionalmente para el tratamiento de la gastritis a base de polisacáridos de semillas que inhiben la adhesión de Helicobacter pylori a las células del estómago. Es una baya con propiedades antimicrobianas pero también antiinflamatorias. En 2004 se publicó en Alemania un trabajo de un equipo de la Universidad de Dusseldorf (Alemania) coordinado por el Dr. C. Lengsfels en el que se aislaron varios polisacáridos presentes en el fruto que tienen la propiedad de reducir la adhesión de las bacterias Helicobacter pylori a la mucosa gástrica humana. Se trata de largas cadenas de galactanos que bloquean los glucanos de adhesión de las membranas celulares de la bacteria impidiendo, sin eliminarla por completo, que se adhieran a ella.

Otros alternativas naturales, son el zinc que ayuda a mantener la acidez gástrica y cuyas bajas concentraciones en la mucosa gástrica se asocian con una mayor gravedad de la inflamación inducida por Helicobacter pylori., la raíz de regaliz, cuyo extracto acuosos y sus polisacáridos actúan como fuertes sistemas antiadhesivos, con potencial antiinfeccioso, un extracto de pelargonium sidoides reconocida por sus propiedades contra el resfriado … hablaremos de ellos en otra ocasión.