Rosa López Monís

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¿Qué determina que un alimento sea saludable o no para nuestro cuerpo?

Algo que siempre le digo a mis pacientes y que pienso que puede servirnos como introducción, es que nada es veneno, todo es veneno, la diferencia está en la dosis.

No por comer un filete vas a desarrollar un cáncer de colon, pero si basas tu alimentación en carne, embutidos o en general en alimentos de origen animal, si que tienes más probabilidades de desarrollar un cáncer de colon o incluso otras enfermedades.

La Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a finales de 2015 a la carne procesada como cancerígena, al mismo nivel que el tabaco y a la carne roja como probablemente cancerígena, indicando que comer una porción de 50 gramos de carne procesada diariamente incrementa las posibilidades de padecer un cáncer colorrectal en un 18%. Sin embargo no por ello diría que un filete no es saludable. Todo se puede comer en su justa medida. Por supuesto dependerá también de lo que haya comido ese animal, del estrés que haya pasado, de los antibióticos u hormonas que le hayan inyectado, no podemos comparar un pollo afinado en una granja, que come piensos y a los que le inyectan hormonas y antibióticos, con un pollo de campo, criado al aire libre y con una dieta basada en cereales.

Para mí un alimento es saludable si es capaz de aportarnos energía, sin robarnos demasiados nutrientes, pero no solo energía a nivel de principios inmediatos calóricos, como son los carbohidratos, grasas o proteínas, sino energía a nivel celular. Nuestra mitocondria, la fábrica celular donde creamos la energía, necesita electrones, cargas negativas, cargas alcalinas y estos abundan en la mayoría de los vegetales, capaces de alcalinizar la orina, como demuestra el índice PRAL ( la capacidad que tiene un alimento para producir precursores ácidos o bases, carga ácida potencial renal) a diferencia de los alimentos de origen animal, que acidifican la orina, con excepción de la leche que si la alcaliniza, algo lógico si tenemos en cuenta que un bebé nace con sus riñones inmaduros, por lo que no puede basar su dieta en alimentos ácidificantes. En la actualidad se ha evidenciado el rol de la composición dietética en el equilibrio ácido-base, al proveer precursores ácidos y álcalis. De manera general, los alimentos altos en proteína, como la carne, los quesos, huevo, entre otros, incrementan la producción de ácidos en el organismo, mientras que las frutas y los vegetales incrementan los álcalis. Dietas con PRAL elevados ocasionan un estado de acidosis metabólica de bajo grado, el cual se ha asociado con el desarrollo de alteraciones metabólicas como resistencia a la insulina, diabetes, hipertensión, enfermedad renal crónica, alteraciones óseas y baja musculatura, entre otras complicaciones.

Aclarar que alimentos como el azúcar o alimentos ultra procesados, no solo aportan calorías vacías, sino que además son capaces de robarnos minerales y vitaminas, como el calcio de los huesos para su metabolización. Luego estos alimentos es mejor evitarlos.

Y otro punto importante es que sea capaz de nutrirnos de fitoquímicos con demostradas capacidades antioxidantes, protectoras… ya que a pesar de que la definición de fitoquímicos es que son sustancias que se encuentran en los alimentos de origen vegetal, biológicamente activas,​ que no son nutrientes esenciales para la vida (por lo menos a corto plazo), pero que tienen efectos positivos en la salud. Si un alimento es ricos en electrones suele ser también alto en fitoquímicos, por lo que con una dieta basada en plantas estaríamos consiguiendo estos dos puntos tan importantes.