DISBIOSIS INTESTINAL Y TEA.
La relación entre la disbiosis intestinal y el trastorno del espectro autista (TEA) es un
área de investigación que ha ganado interés en los últimos años. La disbiosis se refiere
a un desequilibrio en la composición de la microbiota intestinal, con una disminución
en la diversidad de microorganismos beneficiosos y un aumento en la población de
bacterias perjudiciales. A continuación, desarrollaré los puntos clave de esta relación:
Cambios en la microbiota en niños con TEA:
Varios estudios han encontrado que los niños con TEA a menudo muestran una disbiosis intestinal, que se caracteriza por una pérdida de riqueza y diversidad microbiana. Esto significa que su microbiota es menos variada y equilibrada en comparación con los niños típicamente desarrollados.
Cambios específicos en la microbiota:
Se han observado cambios específicos en la composición de la microbiota en niños con TEA. Por ejemplo, se ha encontrado una disminución en la abundancia de Firmicutes, un grupo de bacterias beneficiosas, y un aumento relativo de Bacteroidetes. Esta alteración en la proporción entre estos dos grupos de bacterias puede tener implicaciones para la salud y el comportamiento.
Producción de SCFA (ácidos grasos de cadena corta):
La microbiota intestinal, en particular las bacterias Bacteroidetes, tiene la capacidad de fermentar ciertos carbohidratos y producir ácidos grasos de cadena corta (SCFA), como el propionato. Se ha sugerido que la producción elevada de propionato podría influir en la conducta de las personas con TEA a través de la modulación del eje intestino-cerebro. El propionato es un SCFA que puede tener efectos sobre el sistema nervioso central.
Cambios en bacterias digestivas y fermentativas:
Los estudios también han encontrado niveles disminuidos de ciertas bacterias responsables de la digestión y fermentación de carbohidratos en niños con TEA. Estas bacterias incluyen Bifidobacterium, Prevotella, Coprococcus y Veillonellaceae. La disminución de estas bacterias podría afectar la digestión y la absorción de nutrientes, lo que puede estar relacionado con los síntomas gastrointestinales que a menudo se observan en personas con TEA.
Aumento de bacterias potencialmente perjudiciales:
Se ha observado un aumento de bacterias como lactobacilos, Clostridium, Desulfovibrio y Enterobacterias en niños con TEA. Estas bacterias pueden estar involucradas en la producción de metabolitos que podrían tener efectos negativos en la salud y el comportamiento.
Desulfovibrio y resistencia a las cefalosporinas:
La bacteria Desulfovibrio es conocida por su resistencia a ciertos antibióticos, como las cefalosporinas. En niños con TEA, la presencia de Desulfovibrio es relativamente común. Esto puede estar relacionado con el hecho de que estos niños a menudo experimentan infecciones recurrentes del oído (otitis) y, como resultado, reciben tratamientos frecuentes con antibióticos. El uso excesivo de antibióticos puede alterar la microbiota intestinal y favorecer el crecimiento de bacterias resistentes, como Desulfovibrio.
Clostridium y su impacto en los síntomas:
Algunos estudios han sugerido una asociación entre ciertas cepas de Clostridium y síntomas gastrointestinales y neuroconductuales en niños con TEA. Se ha observado que algunos de estos niños muestran mejoras en sus síntomas después de recibir tratamientos dirigidos a reducir la población de Clostridium, como el uso de vancomicina en el caso de Clostridium difficile. Este tipo de bacterias puede fabricar metabolitos tóxicos, como fenoles, p-cresol e indoles, que pueden tener un efecto negativo tanto en el sistema digestivo como en el sistema nervioso central.
Por otro lado algunos investigadores también han explorado la relación entre el glifosato (un herbicida ampliamente utilizado) y el crecimiento de cepas de Clostridia tóxicas. Se ha planteado la hipótesis de que el glifosato podría tener un papel en el aumento de Clostridia tóxicos en el intestino y, por lo tanto, contribuir a los síntomas relacionados con TEA. Sin embargo, esta área de investigación aún está en desarrollo y requiere más evidencia.
La presencia de Candida albicans, un hongo, en niños con TEA es otra observación interesante. Se ha encontrado que esta especie de levadura es hasta dos veces más abundante en niños con TEA en comparación con niños neurotípicos. La proliferación de Candida albicans puede dar lugar a la producción de sustancias tóxicas, como amonio, que podrían tener efectos adversos en el organismo y contribuir a los síntomas relacionados con TEA.
En resumen, la presencia de bacterias y hongos resistentes a los antibióticos en niños con TEA es un aspecto relevante y complejo que merece una mayor investigación. La disbiosis intestinal y la influencia de estos microorganismos en los síntomas gastrointestinales y neuropsiquiátricos de los niños con TEA son temas de estudio activo. Comprender estas relaciones puede ayudar a desarrollar enfoques terapéuticos más efectivos para mejorar la salud y el bienestar de las personas con TEA. Sin embargo, es importante destacar que la investigación en este campo aún está en curso y se necesitan más estudios para confirmar estas asociaciones y comprender completamente sus implicaciones clínicas.