Rosa López Monís

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Enfermedades y el desequilibrio del pH

Actualmente el cáncer se define como una enfermedad que engloba más de 200 enfermedades distintas.

Esto puede ser cierto si lo miramos desde un punto de vista genético, sin embargo si lo miramos desde un punto de vista fenotípico, desde el punto de vista del resultado de la expresión de esos genes, podemos afirmar que realmente es una enfermedad bastante uniforme, en el que podemos observar como distintos cánceres, comparten mismas rutas metabólicas, bioquímicas y moleculares, que son totalmente independientes de los antecedentes genéticos, por tanto debe existir un mecanismo común adyacente a todos los cánceres.

Si observamos ciertas enfermedades como el cáncer, o el Alzheimer, desde la fisiología del pH, podemos afirmar que estas dos enfermedades comparten un desequilibrio del pH, de algún modo opuesto, ya que el cáncer se caracteriza por la supervivencia de células, al presentar una resistencia a la apoptosis o muerte celular programada, debido a la alcalinización interna, mientras que el Alzheimer, se caracteriza por justamente lo contrario, una apoptosis prematura de las neuronas, que puede ser debida según algunos investigadores como el  Dr. Stephan Reshkin, por la acidificación interna.

Incluso existe cierta evidencia de que sufrir una de estas enfermedades, disminuye la probabilidad de sufrir la otra, es decir, si una persona tiene cáncer la probabilidad de tener Alzheimer es mucho menor o a la inversa. Por tanto se trata de mantener un equilibrio del pH.  

Como siempre hemos defendido el control del pH es clave en la homeostasis interna e imprescindible para llevar a cabo las reacciones bioquímicas del metabolismo.

Sabemos que en todos los tumores existe un gradiente de protones alterado, lo que conlleva un desequilibrio en el pH, lo que se traduce en que el interior de una células maligna es muy alcalino, siendo en cambio el exterior, es decir el espacio extracelular ácido. Este crucial equilibrio para la salud depende muy especialmente de la bomba Sodio-Potasio Na+/H+ o NHE entre otros transportadores.

Esta bomba se altera por distintos estímulos, como pueden ser infecciones virales, contaminantes o carcinógenos ambientales, exceso de glucosa, una falta de oxígeno o hipoxia o incluso la inestabilidad genética. Si consideramos este desequilibrio del pH la base del inicio del cáncer, entonces no estaríamos hablando de 200 enfermedades distintas con montones de tratamientos distintos, sino de una única enfermedad donde el restablecimiento del pH equilibrado sería la mejor opción terapeútica.

A esta conclusión del origen del cáncer han llegado varios investigadores de prestigio, como el Dr. Harguindey de la Universidad del País Vasco, oncólogo endocrinólogo que defiende la importancia del pH en numerosas patologías o el norteamoerico Stephan Reshkin, autor de un interesantísimo artículo sobre la alcalinización del tumor, publicado recientemente que podéis leer aquí.

Las células cancerosas adquieren un comportamiento glucolítico, dejando de respirar de un modo aerobio, causado en gran medida por su pH alcalino intracelular (pHi).

Este efecto es parte de las alteraciones metabólicas encontradas en la mayoría de las células cancerosas, si no en todas, para tratar condiciones desfavorables, principalmente la falta de oxígeno, hipoxia y el bajo suministro de nutrientes, para preservar su trayectoria evolutiva con la producción de lactato después de diez pasos de glucólisis.

Por ello nuevas estrategias se están estudiando y entre ellas parecen prometedoras aquellas enfocadas en la acidificación del interior del tumor, con la consecuente alcalinización del medio extracelular, de esa matriz u océano que envuelve las células.

Es por ello que medicamentos como inhibidores de la bomba de protones (omeoprazol, lansoprazol, esomeprazol)  parecen reforzar la acción terapeútica de algunos medicamentos contra el cáncer. Eso sí, no debemos consumir estos medicamentos de forma indiscriminada ya que no están exentos de contraindicaciones, ya que inhiben la absorción de la vitamina B12, la cuál juega un papel fundamental en el sistema nervioso.

Entre las alternativas naturales que encontramos capaces de acidificar el interior de la células y por tanto alcalinizar el medio extracelular, cabe destacar la quercitina, que ha mostrado su eficacia en dosis de 50 mM,  en la reducción del pH intracelular inhibiendo la exportación de lactato al medio extracelular, como se puede ver en este estudio

Y como no, la estrategia que siempre defendemos, la alcalinización del espacio extracelular, también ayudaría al restablecimiento de un pH más ácido intracelular, aunque cabe destacar que no es realmente un pH ácido el que soportan nuestras células, sino un pH más ácido que el del medio extracelular, ya que el citosol tiene un pH fisiológico sobre 7, neutro. La alcalinización del espacio extracelular con bicarbonato, por ejemplo, ha demostrado inhibir las metástasis espontáneas, como podéis ver en este estudio, publicado en 2009 en “Cancer Research”.

Estrategias basadas en alimentos ricos en minerales, ejercicio y un vida saludable, son sin duda los mejores preventivos para evitar este desequilibrio de pH que puede llevarnos a enfermar.


Referencias y bibliografía

Cellular acidification as a new approach to cancer treatment and to the understanding and therapeutics of neurodegenerative diseases.
https://www.researchgate.net/publication/314155374_Cellular_acidification_as_a_new_approach_to_cancer_treatment_and_to_the_understanding_and_therapeutics_of_neurodegenerative_diseases

Inhibition of lactate export by quercetin acidifies rat glial cells in vitro
https://www.nc-patho.fb04.uni-mainz.de/volk1.pdf

Bicarbonate increases tumor pH and inhibits spontaneous metastases.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=robey+2009+metastasis