La verdad sobre las grasas; Colesterol (parte 1)

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Desde hace ya muchos años hay una campaña contra las grasas y el colesterol, nos advierten desde pequeños que los alimentos grasos nos pueden producir placas de ateroma en nuestros vasos sanguíneos, infartos e incluso la muerte.

En esta serie de artículos voy a ir analizando cada grasa, para que podamos entender mejor sus funciones y voy a empezar por la que más nos aterra, el temido colesterol.

Es importante remarcar que el colesterol tiene importantes funciones en nuestro organismo, como formar parte de nuestras membranas celulares, formadas por una doble membrana lipídica y moléculas de colesterol, donde contribuye al mantenimiento de la fluidez de membrana y establece interacciones con ciertas proteínas de membrana que pueden regular la actividad de éstas. Cumple muchas otras funciones, entre las que destacan la reducción de la permeabilidad de los protones y de los iones de sodio, y su participación en la transmisión de señales. El colesterol también es imprescindible en los procesos de fagocitosis que efectúan las células para capturar muchos nutrientes, y en general, para la función de limpieza de residuos orgánicos que hacen los macrófagos, luego es imprescindible para nuestras defensas.

Hay también un importante contenido de colesterol en las estructuras mielinizadas de cerebro y sistema nervioso central. Además, el colesterol es precursor biosintético de las hormonas esteroides (corticoides, hormonas sexuales) y precursor de los ácidos biliares; abunda como tal en la bilis y en las lipoproteínas plasmáticas se encuentra tanto libre como esterificado con ácidos grasos de cadena larga, luego necesario para una buena digestión de las grasas.

El metabolismo humano fabrica calciferol o vitamina D, a partir de uno de los intermediarios de la ruta de síntesis de colesterol, 7-dehidrocolesterol. Los primeros pasos de la síntesis de calciferol ocurren en el hígado, pero el último ocurre principalmente en la piel, ya que es fuertemente dependiente de los rayos solares, y es más activo en la piel muy pigmentada. Esta vitamina es fundamental para una buena salud ósea, ya que es un regulador del calcio, aumenta el calcio en la sangre. También es importante para nuestras defensas y para prevenir el cáncer entre otras muchas funciones.

Por todo esto, el colesterol en una molécula esencial en el organismo, pero no un nutriente esencial.

Es importante diferenciar entre el colesterol y el colesterol oxidado ya que no es el colesterol, sino el colesterol oxidado el que daña las arterias y puede producir problemas cardiacos.

La mitad de la población española tiene el colesterol elevado, según un estudio que ha publicado el último número de la ‘Revista Española de Cardiología’ (REC). Además, el Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular (ENRICA) también ha permitido conocer por primera vez que “9,5 millones de españoles mayores de 18 años tienen el colesterol alto”, indican desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Si comparamos estos porcentajes con los de hace 30 años son muchísimo más altos, a un nivel alarmante. Desde hace pocos años se ha establecido como valor de corte: 200 mg/dl para ser considerado como un valor alto del colesterol, en tanto que hace 30 años este valor se aceptaba hasta 250 miligramos por decilitro.

Mi padre el Dr López Rueda, internista y endocrino siempre me comenta que cuando empezó a trabajar consideraban normal hasta los 250 mg/dl, poco a poco los laboratorios farmaceúticos tal vez para mejorar sus ventas han ido bajando estas cifras. Otro factor es que éste sea realmente el valor “adecuado o recomendable”.

El colesterol se relaciona con la aterosclerosis, pero es el colesterol oxidado (oxLDL) el que inicia este proceso, por lo que lo importante no es tanto la cifra absoluta de colesterol sino prevenir las causas que originan su oxidación, así como subir los niveles de cHDL (lipoproteínas de alta densidad) que actúa como un potente antioxidante. Por lo tanto lo prioritario no es bajar el colesterol sino evitar su oxidación y esto se consigue con hábitos de vida saludables (dieta, ejercicio, relajación,…) y si hace falta con antioxidantes muy bien seleccionados por un buen profesional que sepa estudiar cada caso de una forma individualizada, ya que no es lo mismo tener el colesterol total alto pero con un HDL alto (conocido popularmente como colesterol bueno) y un LDL (conocido como colesterol malo) bajo que a la inversa. HDL o lipoproteína de alta densidad se encarga de recoger el colesterol sobrante de la sangre y llevarlo al hígado para que se derive a la síntesis de otras sustancias ya mencionadas al principio de este artículo, como hormonas, bilis…

Se estima que el 25% de las lipoproteínas que circulen en sangre debe ser HDL, y si mantenemos esta proporción estable no hay riesgo, con lo que más que la cantidad exacta, debemos fijarnos en la proporción. Ya que ante un proceso estresante podemos ver aumentado la cantidad de colesterol en sangre, para que se sinteticen hormonas esteroides en nuestras glándulas suprarrenales, por lo que en las analíticas de nuestros pacientes debemos tener en cuenta factores como el estrés, la exposición al sol del paciente, que se ve reducida en verano curiosamente, ya que se derivará un metabolito de la vía de síntesis del colesterol a la síntesis de vitamina D con ayuda de los rayos ultravioletas, con lo que sí, podemos afirmar que tomar el sol siempre de forma moderada contribuye a el control del colesterol en nuestro cuerpo.

Si el colesterol fuera tan malo como nos lo quieren poner , tal vez ninguno de nosotros estaría hoy aquí, puesto que durante la mayor parte de nuestra evolución nuestra dieta se componía en un 50%-80% de animales, peces y pájaros, ricos en grasas saturadas. Sin embargo, antes de 1920 las enfermedades cardiacas eran tan raras que a la persona que inventó el electrocardiograma, Paul Dudley White, le recomendaron que se dedicara a otra rama de la medicina que le procurara mayores beneficios.

Muchas veces cuando analizo la sangre de algún paciente que adjunta bioquímica, puede observar las moléculas de grasa nadando en su sangre, pero también puedo observar que ese paciente tiene mucho estrés, o que sus membranas celulares están pobres en grasas o que existe algún desequilibrio hormonal, o que el hígado no está drenando o realizando correctamente sus funciones… Todos estos factores pueden contribuir a descompensar los valores de lipoproteínas sanguíneas, estudiemos cada caso individualmente y hagamos una medicina con conciencia. Tal vez si a ese paciente le ayudemos a mejorar su función hepática no necesite tomar las famosas estatinas que ya sabemos de sobra que traen con ellas muchas contraindicaciones, sobre todo e irónicamente para nuestro hígado, principal órgano implicado en la metabolización de las grasas.

Las estatinas reduce de forma artificial el nivel de colesterol en sangre, lo que induce al hígado a producir más colesterol para equilibrar los niveles, justamente el efecto contrario al deseado. Esta producción excesiva de colesterol hace que éste cristalice en los conductos biliares, convirtiéndose finalmente en piedras. 

Otro de los efectos perniciosos de la medicación contra el colesterol es que inhibe la formación de la Coenzima Q10, cuya deficiencia debilita el corazón y a todas nuestras células, ya que sin ella las células no pueden respirar. La CoQ10, abundante en la carne y las vísceras de animales, es necesaria para la formación de energía en forma de ATP y sudeficiencia afecta a órganos que necesitan gran cantidad de energía como corazón, cerebro, riñones e hígado. Cuántos pacientes han tenido que dejar de tomar las estatinas porque encontramos valores de creatín kinasa (CK), enzimas musculares altísimas. La CK puede fugarse del interior de las miofibrillas de un músculo deteriorado. Cuando se encuentran niveles elevados de creatina quinasa en una muestra de sangre indica generalmente que el músculo está siendo destruido por algún proceso anormal, tal como una distrofia muscular o una inflamación.

Algunos de los efectos secundarios de la medicación contra el colesterol son debilidad, dolores musculares, incremento de transaminasas hepáticas, incremento del riesgo de cáncer, inhibición del sistema inmunitario, funcionamiento deficiente de los riñones e incluso en algunos casos amnesia.

Un estudio realizado por el Programa del Corazón de Honolulu reveló que las estatinas producen problemas en las personas de avanzada edad. Este estudio es uno de los pocos en el que se controlaron los niveles de colesterol durante un periodo de 20 años. Los resultados indicaron que las personas que mantenían bajos niveles de colesterol durante 20 años (desde la madurez a la vejez) tenían un mayor riesgo de muerte.

El estudio ASCOTT-LLA, el más grande realizado sobre la efectividad de la medicación contra el colesterol en mujeres, encontró que las mujeres que tomaban Lipidor (la medicación contra el colesterol más popular del mundo) tenían un 10% más de ataques cardiacos que las mujeres a las que se le suministró un placebo.

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