¿Cómo saber si tengo permeabilidad intestinal?

La permeabilidad intestinal es el fenómeno por el cual la membrana intestinal actúa como una barrera selectiva, permitiendo el paso de nutrientes y bloqueando el de sustancias potencialmente dañinas, como patógenos, metales, pesticidas... que amenazan el equilibrio entre salud y enfermedad. 

Una de las regiones que mayor carga antigénica recibe, es el tracto gastrointestinal, por el tipo de función que desempeña y por presentar la mayor superficie en contacto con el exterior, con un área aproximada de 250 m2.

 Para asegurar la homeostasis interna, el tracto gastrointestinal desarrolla la función digestiva mediante la digestión y absorción de los nutrientes, el transporte de agua y electrolitos y la secreción de agua y proteínas a la luz intestinal. 

Además, es necesaria una función defensiva que impida el paso de sustancias potencialmente nocivas, como microorganismos patógenos, antígenos o factores proinflamatorios, desde la luz intestinal hacia el medio interno y que permita, al mismo tiempo, el paso selectivo de sustancias que favorecen el desarrollo del sistema inmunitario intestinal y la tolerancia inmunológica . De hecho, la mucosa intestinal está especialmente adaptada para la colonización por bacterias comensales que participan en los procesos digestivos e influyen decisivamente en el desarrollo y la función del sistema inmunitario intestinal. 

Estas dos funciones, digestiva y defensiva, son llevadas a cabo gracias a la peculiar anatomía de la mucosa intestinal y, en particular, de la denominada “función barrera intestinal” en la que confluyen diferentes mecanismos, inmunológicos y no inmunológicos, que actúan de forma coordinada para asegurar su correcto funcionamiento.

La alteración en los mecanismos de defensa que componen esta función barrera favorece el paso de sustancias luminales al medio interno, que en condiciones normales serían excluidas, dando lugar al desarrollo de respuestas inmunitarias exageradas que, a su vez, pueden amplificar la disfunción de la barrera y perpetuar el proceso inflamatorio. Aunque se desconoce su implicación exacta, la alteración de la función barrera intestinal se ha asociado al desarrollo de enfermedades inflamatorias en el tracto digestivo (celiaquía, enfermedad inflamatoria intestinal, síndrome del intestino irritable), pero también a otras patologías extradigestivas como la esquizofrenia, la diabetes o la sepsis, entre otras.

El estado funcional de esta barrera depende de la regulación de las uniones estrechas intercelulares, que representan la barrera más importante. Las uniones estrechas están mediadas principalmente por una proteína llamada zonulina, involucrada en el funcionamiento de las uniones estrechas entre las células de la pared del tubo digestivo. Por lo tanto, este es el primer parámetro para medir permeabilidad intestinal y se puede medir tanto en heces como en sangre. 

Sin embargo, existen otros parámetros, como los  anticuerpos monoclonales betalactoglobulina:, que podemos medir en sangre. Cuando la barrera intestinal está alterada, esta proteína la atraviesa fácilmente y genera anticuerpos. Es importante mencionar que esta prueba tiene valor únicamente en pacientes que consuman lácteos, o que lo hayan hecho en los últimos 6 meses. 

Por otro lado existen otros interesantes marcadores que podemos medir en heces:

  • Alfa-1-antitripsina: inhibidor de enzimas proteolíticas. La alfa 1 antitripsina fecal es una glicoproteína que representa el 90% de la alfa 1 globulina, su función es inhibir enzimas proteolíticas como elastasa, colagenasa y tripsina. Es considerada un marcador natural de pérdida proteica en las heces y de inflamación de la mucosa gástrica. Se basa en la utilización de un marcador endógeno. Alfa-1-antitripsina (a1-AT) es una proteína plasmática antiproteolítica sintetizada por el hígado con un PM de 54.000 Da, similar a la albúmina (PM 67.000 Da). A diferencia de ésta, ni es degradada por las proteasas intestinales ni es reabsorbida, por lo que su determinación en heces constituye un fiel marcador del escape de albúmina a la luz intestinal, siendo un excelente marcador de permeabilidad y más aún si se tiene en cuenta que los alimentos no contienen a1-AT a excepción de la leche humana por lo que la determinación de a1-ATF no se considera un método apropiado en los lactantes amamantados, pues la a1-AT se excreta en la leche humana sin evidencia de escape intestinal de proteínas

  • El desequilibrio del crecimiento del Phylum Bacteroidetes, específicamente de las especies de Bacteroides y Prevotella, que indica que hay una permeabilidad aumentada.

  • Hay otra prueba sencilla que consiste en hacer ingerir al paciente una solución que contiene 2 azúcares-alcoholes, que se caracterizan por no ser degradados ni metabolizados por el organismo y que son de tamaños diferentes entre si:

    • La lactulosa: molécula de gran tamaño (9,5 A), que representa a los macronutrientes que, en circunstancias normales, no atraviesa la barrera intestinal.

    • El manitol: molécula de pequeño tamaño (6,7 A) que representa a los micronutrientes que, en circunstancias normales, son absorbidos por las microvellosidades de los enterocitos.

Después se obtiene la orina de todas las micciones del paciente durante las 5 horas posteriores a la toma de esta preparación. Mientras tanto, el paciente sigue en ayunas y solo se le permite beber agua en las 2 últimas horas de la prueba.

Una vez medidas y cuantificadas las moléculas en la muestra de orina se considera que:

Si la lactulosa, molécula de gran tamaño, se obtiene en una cantidad mayor de la esperada, se considera que se la mucosa intestinal ha permitido el paso de esta molécula en exceso como consecuencia de un aumento de la permeabilidad de esta.

Si el manitol, molécula de pequeño tamaño, se obtiene en una cantidad inferior a la esperada, se considera que se ha absorbido poco a través de la mucosa intestinal como consecuencia de una disminución de la permeabilidad intestinal, lo que puede estar relacionado con problemas de malnutrición.

En caso de obtenerse unos niveles de las dos moléculas considerados normales se entiende que la mucosa intestinal tiene una permeabilidad normal.

También se puede hacer un estudio de macromoléculas marcadas con isótopos: básicamente por medio de la administración intravenosa de albúmina-Cr 51 con medida de la radiactividad fecal, considerándose normal la eliminación menor de 0,7-1% de la dosis empleada, equivalente a un aclaramiento de 40-50 ml/día, aunque este tipo de exploración es muy poco utilizada por limitada disponibilidad, alto coste, uso de material radiactivo y requerir prolongada recogida de heces.

Y uno de los más sencillos, el que hago en mi día, simplemente con una gota de sangre obtenida por punción capilar, pinchando por ejemplo un dedito, a microscopio podemos observar la permeabilidad, por ejemplo viendo muchas bacterias,  celulosa, o incluso parásitos. 

Si tienes problemas digestivos, y a raíz de ellos, han ido apareciendo otros síntomas extraintestinales, como problemas articulares, menstruaciones dolorosas, irregulares, infertilidad, articulares… es muy posible que tu permeabilidad intestinal esté alterada. 

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