Rosa López Monís

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Tóxicos en productos de higiene femenina.

Los fabricantes de productos médicos no están obligados a revelar todos los ingredientes de sus productos, sin embargo, la FDA recomienda que proporcionen información general acerca de la composición del material utilizado para producirlos.

Dioxinas, compuestos halogenados, organoclorados, asbestos o mejor conocido como amianto, pesticidas peritroides, son algunos de los químicos que se han encontrado en los productos de higiene femenina.

Parece que los asbestos producen mayor sangrado, y esta puede ser la causa por la que los fabricantes los incluyan en los tampones. Dos profesores del Departamento de Biología Molecular de la Universidad de Illinois en Estados Unidos dijeron lo siguiente: “La industria del tampón incluye asbesto en sus productos con la intención de hacer sangrar más a las mujeres durante su periodo menstrual y favorecer así el aumento de consumo de esta mercancía” (Donna C.Booisseau, Universidad de Illinois). La industria niega el uso de este material en tampones, pero no dudo que se haya usado.

Los ftalatos aportan ese acabado y sensación de suavidad al tacto, sin embargo desestabilizan la expresión de los genes y el equilibrio hormonal.

La mayoría de los tampones contienen una mezcla de algodón, el cuál se ha convertido en uno de los productos con más cultivo de transgénico, rayón, y fibras sintéticas.

Las compresas emiten estireno, cloroetano y cloroformo (1). La Organización Mundial de la Salud clasifica al estireno como un carcinógeno, la Administración de Alimentos y Medicamentos dice que la exposición a corto plazo a altas concentraciones de clorometano puede tener efectos neurológicos y CDC afirma que la exposición al clorometano pueden ocasionar una disfunción en la coordinación muscular y pérdida del conocimiento.

Una investigación reciente realizada por la revista francesa 60 Millions de Consommateurs, reveló restos de sustancias químicas tóxicas en 11 tampones y toallas sanitarias diferentes, incluyendo  dioxinas, organoclorados, insecticidas piretroides y halogenados. Las marcas analizadas incluyeron a Tampax, Always, O.B., e incluso a una marca orgánica.

Por otro lado también se ha encontrado glifosato en los protectores diarios de la marca Organyc, lo que provocó la retirada de un gran número de cajas de tampones vendidos en Francia y Canadá.

Por si no fuera suficiente para conseguir el blanqueado del tampón se utiliza cloro, que da lugar a la formación de dioxinas, que como ya hemos comentado en muchas ocasiones son grandes disruptores endocrinos, además pueden provocar disfunciones del sistema inmune y crecimiento anormal de células incluso en dosis bajas.

Si a todo esto le sumamos la gran permeabilidad de la mucosa vaginal esto se agrava más, ya que estos productos van directos al torrente sanguíneo, saltándose al sistema de desintoxicación microsomial intestinal y hepática, como ocurriría en caso de la ingestión oral.

Las investigaciones han demostrado que los productos químicos no solo son absorbidos y distribuidos rápidamente por su cuerpo a través de la vagina, sino que algunos similares a las hormonas, como las dioxinas, podrían ocasionar una exposición más alta de la esperada en el resto de su cuerpo. Por ejemplo, una dosis de estradiol aplicada por vía vaginal resultó en niveles de estradiol sistémico de 10 a 80 veces mayores que el resultado de la misma dosis por vía oral.

Por otro lado los tampones pueden provocar micro desgarres en la pared vaginal, que pueden favorecer la entrada de microorganismos y producir lo que se conoce como el síndrome del shock tóxico, el cual puede ser muy grave. Esto es totalmente independiente del material del cual esté hecho este tampón.

El Síndrome del Shock Tóxico (SST) es una enfermedad muy poco frecuente aunque grave, que puede llegar a ser mortal, causada por unas toxinas producidas por la bacteria Staphylococcus aureus o Streptoccus. Fue descrita por primera vez en 1978 por el Dr. James Todd, basándose en el estudio de los casos clínicos de 7 niños. Los primeros casos del síndrome de shock tóxico descritos comprometían principalmente a mujeres que estaban utilizando tampones durante sus reglas.

¿Qué alternativas tenemos las mujeres?

En mi opinión existen dos alternativas, elegir productos de algodón orgánico certificado sin blanqueantes o la copa menstrual que funciona como un diafragma. La copa está hecha de silcona y es un invento de los años 30 del siglo pasado, aunque quedo relegada a favor de las compresas. No se conoce ningún síndrome de shock tóxico por el uso de la copa y es muy ecológica y sostenible con nuestro planeta. Es recomendable lavar con agua caliente y jabón la copa menstrual antes y después de cada uso.

No se deben lavar en el lavavajillas ni usar productos fuertes como lejía, vinagre… ya que que pueden dañar el material o dañar las mucosas.

Para una mayor es recomendable lavar en agua hirviendo durante cinco o diez minutos. Recomiendo hacer este lavado después de cada ciclo o cada dos, tres días de uso.


Fuentes

  1. FDA. Tampons and Asbestos, Dioxin, & Toxic Shock Syndrome [website]. Silver Spring, MD:U.S. Food & Drug Administration (updated 20 March 2013). Disponible en: http://goo.gl/gtqgrC [accessed 24 January 2014].

  2.  Consommateurs 6. Tampons et protections féminines : une réglementation s’impose ! | 60 Millions de Consommateurs [Internet]. 60 Millions de Consommateurs. 2017 [cited 14 July 2017]. Disponible en: http://www.60millions-mag.com/2016/02/23/tampons-et-protections-feminines-une-reglementation-s-impose-10151