Eje intestino-cerebro: cómo lo que comes puede influir en tu estado de ánimo

Tu dieta puede modificar de forma significativa la composición y actividad de la microbiota intestinal, que a su vez regula la producción de neurotransmisores y sustancias neuroactivas.

Algunos ejemplos clave:

  • El triptófano, aminoácido presente en alimentos como huevos, plátanos y legumbres, es precursor de la serotonina, un neurotransmisor que influye en el bienestar y el sueño.

  • Los ácidos grasos de cadena corta (AGCC), producidos por bacterias intestinales al fermentar fibra, reducen la inflamación y protegen la barrera hematoencefálica.

  • El GABA, neurotransmisor inhibidor que reduce la ansiedad, también puede ser modulado por ciertas cepas bacterianas como Lactobacillus rhamnosus.

  • El glutamato, precursor del GABA y de la dopamina, puede verse alterado en estados de disbiosis intestinal.

¿Y qué pasa cuando hay disbiosis?

Cuando el equilibrio de la microbiota se rompe (disbiosis), el eje intestino-cerebro se ve afectado. Esto puede provocar:

  • Producción alterada de neurotransmisores.

  • Aumento de la permeabilidad intestinal (“intestino permeable”) → entrada de toxinas al torrente sanguíneo.

  • Mayor activación del sistema inmune → neuroinflamación.

  • Cambios en el eje HHA (hipotálamo-hipófisis-adrenal) → más cortisol, menos serotonina.

En estudios con humanos y animales, la disbiosis se ha relacionado con depresión, ansiedad, niebla mental e incluso enfermedades neurodegenerativas.

¿Qué alimentos favorecen la salud del eje intestino-cerebro?

Alimentos prebióticos

Estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas.
Incluye:

  • Ajo, cebolla, puerro, alcachofa, espárrago, plátano verde, avena.

Alimentos fermentados

Contienen probióticos naturales.
Incluye:

  • Kéfir, chucrut, kombucha, yogur natural, miso.

Grasas saludables

Ayudan a la producción de membranas neuronales y reducen la inflamación.
Incluye:

  • Pescado azul, nueces, semillas de lino, aceite de oliva virgen extra.

Polifenoles

Compuestos antioxidantes que modulan la microbiota y reducen el estrés oxidativo cerebral.
Incluye:

  • Frutas del bosque, cacao puro, té verde, cúrcuma, romero.

Alimentos ricos en magnesio y triptófano

Favorecen la relajación y la producción de serotonina.
Incluye:

  • Plátano, almendras, aguacate, legumbres, semillas de calabaza.

¿Y qué deberíamos evitar?

  • Azúcares refinados y ultraprocesados → alimentan bacterias proinflamatorias y desequilibran la microbiota.

  • Edulcorantes artificiales (como aspartamo o sucralosa) → alteran la diversidad microbiana.

  • Alcohol en exceso → daña directamente la mucosa intestinal y favorece la disbiosis.

  • Dieta pobre en fibra → impide la producción de AGCC y debilita la comunicación intestinal.

¿Y qué dice la ciencia?

  • Un estudio de The Lancet Psychiatry (2019) asoció una dieta rica en frutas, vegetales, pescado y cereales integrales con menos riesgo de depresión.

  • La investigación en Nature Microbiology (2020) mostró que ciertas cepas bacterianas están directamente ligadas a la producción de dopamina y GABA.

  • Modelos animales han demostrado que el trasplante de microbiota de pacientes con depresión a ratones sanos puede inducir síntomas depresivos, lo que sugiere un papel causal del microbioma en la salud mental.

En resumen

El intestino no es solo un “órgano digestivo”. Es una extensión funcional del cerebro, con capacidad para modular emociones, conducta y estado de ánimo. Alimentar bien al intestino es también alimentar el equilibrio emocional y cognitivo.

Una dieta rica en fibra, alimentos fermentados, grasas saludables y micronutrientes específicos puede ayudarte a fortalecer esta conexión tan poderosa y aún poco conocida.

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