Hábitos alimenticios e infertilidad ¿Hay relación?
Cada día me convenzo más de que una correcta alimentación y nutrición, puede ser el eslabón que te falta para conseguir solucionar tu problema de infertilidad. Y es que ya son muchos papás a los que hemos ayudado a cumplir su sueño.
La nutrición debe formar parte de cualquier terapia, debería haber un nutricionista en la consulta de cualquier profesional, desde un traumatólogo, pasando por un digestivo, un oncólogo o incluso un psiquiatra o un psicólogo y por supuesto en una clínica de reproducción.
Me ha animado a escribir este artículo un caso muy bonito de una pareja que llevaba dos años buscando a su bebé, con un intento in vitro fallido, en el que consiguieron 4 ovocitos. Ella sufría de una patología mitocondrial, y sus óvulos presentaban aneuploidías (cambios en el número de cromosomas), con posible origen genético, él presentaba una teratozoospermia severa al 1%. Hemos tratado a los dos y en 7 meses lo hemos logrado y lo mejor de todo ha sido un embarazo natural, no ha sido una in vitro, selección natural. Es una de las noticias que más me gusta recibir y desde que soy mamá, más aún.
Es muy bonito ayudar a una familia a traer a un bebé al mundo, ahora los acompañaremos para que la alimentación de la mami sea la mejor posible durante la gestación y todo vaya muy bien.
Las cifras de parejas en edad reproductiva con problemas para concebir se sitúan en un 15% y yo creo que son incluso más, al menos si pasan los 35 años. Cada vez hay más evidencia de que la nutrición puede tener un efecto nada despreciable tanto en hombres como en mujeres, ya que aunque la mayoría de tratamientos de fertilidad se llevan a cabo en mujeres, ya que es donde tiene lugar la gestación, entre el 25 y 50% de los problemas de infertilidad se atribuye al sexo masculino. Durante la última década se ha empezado a estudiar la infertilidad desde una perspectiva multifactorial, considerando las interacciones y conexiones entre diferentes situaciones genéticas, epigenéticas, bioquímicas y fisiológicas del paciente.
Según una revisión realizada en 2016 por Oliver Bonet M y Mach N “la nutrición puede influenciar en la fertilidad masculina mediante regulación de mecanismos epigenéticos y “la exposición a dietas ricas o deficientes en determinados nutrientes durante largos periodos de tiempo, inducen cambios epigenéticos con consecuencias para la fertilidad masculina del paciente y la fertilidad de su descendencia, lo que se conoce como herencia transgeneracional”.
En una revisión publicada en 2018, por Neelima Panth et col. se concluyó que: “ las dietas altas en grasas no saturadas, granos integrales, verduras y pescado se han asociado con una mejor fertilidad tanto en mujeres como en hombres”. Si bien la evidencia actual sobre el papel de los lácteos, el alcohol y la cafeína es inconsistente, las grasas saturadas y el azúcar si se han asociado con peores resultados de fertilidad tanto en mujeres como en hombres, ya que el semen adquiere mejor calidad, así como parámetros como la morfología, la motilidad y la concentración. Además, las mujeres y los hombres con obesidad [índice de masa corporal (IMC) ≥ 30 kg / m2] tienen un mayor riesgo de infertilidad. Este riesgo se extiende también a las mujeres con bajo peso (IMC <20 kg / m2). La dieta y el IMC influyen en los resultados durante el tratamiento clínico para la infertilidad.
Existe una fuerte evidencia de que los patrones dietéticos saludables previos a la concepción entre hombres y mujeres en edad reproductiva tienen un efecto beneficioso sobre la fertilidad.
En el Estudio de Salud de Enfermeras (NHS) II, una gran cohorte prospectiva, las mujeres que tuvieron la mayor ingesta de una "dieta de fertilidad" compuesta de proteínas vegetales de origen vegetal, lácteos enteros, hierro y grasas monoinsaturadas, durante el período anterior a la concepción, se encontró que tenían un 66% de menor riesgo de infertilidad relacionada con trastornos ovulatorios y un 27% de menor riesgo de infertilidad debido a otras causas en comparación con las mujeres con la ingesta más baja de este patrón de dieta, controlando por edad, índice de masa corporal (IMC), consumo de alcohol, consumo de café, tabaquismo y uso de anticonceptivos orales. Los cálculos de riesgo atribuibles a la población basados en esta muestra sugieren que no seguir la "dieta de fertilidad" fue el factor atribuible en el 46% de los casos de infertilidad, que fue mayor que todos los demás factores de riesgo independientes (por ejemplo, IMC, actividad física).
En otro estudio de mujeres con educación universitaria en España, aquellas en el cuartil más alto de adherencia a una dieta de estilo mediterráneo, que incluía de manera similar una alta ingesta de verduras, pescado y aceites poliinsaturados, tenían 44% (IC 95%, 35, 95 %) menores probabilidades de buscar ayuda médica por dificultad para quedar embarazada en comparación con las mujeres en el cuartil más bajo.
Según una revisión publicada en 2017 por Salas et al. en la que se identificaron un total de 1944 artículos, de los cuales 35 fueron seleccionados para un análisis cualitativo, “en general, los resultados indicaron que las dietas saludables ricas en algunos nutrientes como los ácidos grasos omega-3, algunos antioxidantes (vitamina E, vitamina C, β-caroteno, selenio, zinc, criptoxantina y licopeno), otras vitaminas (vitamina D y ácido fólico) y bajos en ácidos grasos saturados y ácidos grasos trans se asociaron inversamente con parámetros de baja calidad del semen. Pescados, mariscos y mariscos, aves de corral, cereales, verduras y frutas, lácteos bajos en grasa y leche desnatada se asociaron positivamente con varios parámetros de calidad del esperma.
Sin embargo, las dietas ricas en carne procesada, alimentos de soya, papas, lácteos enteros y productos lácteos totales, queso, café, alcohol, bebidas azucaradas y dulces se han asociado perjudicialmente con la calidad del semen en algunos estudios.
En lo que respecta a la fecundabilidad, una alta ingesta de alcohol, cafeína y carne roja y carne procesada por los hombres tiene una influencia negativa en la probabilidad de embarazo o las tasas de fertilización en sus parejas”.
Por lo que a mí no me cabe la menor duda de que tus patrones alimenticios pueden estar influyendo si tienes, si tenéis problemas para concebir. Ponte en manos de un buen nutricionista y cualquier terapia que lleves a cabo, o incluso como este caso el embarazo natural es mucho más posible