Hongos medicinales y alergias: ¿amigos o enemigos del sistema inmunológico?


En los últimos años, los hongos medicinales se han vuelto cada vez más populares por su capacidad para modular el sistema inmunológico, combatir el estrés y apoyar la salud en general. Pero surge una pregunta común entre muchas personas que sufren de alergias estacionales, alimentarias o cutáneas:
¿Puedo tomar hongos si tengo alergias?
¿Me pueden ayudar… o empeorar?

En este artículo exploramos la relación entre los hongos medicinales y las alergias, aclarando cuándo pueden ser beneficiosos, cuándo es mejor tener precaución y cómo elegirlos correctamente.

Hongos medicinales: qué son y por qué se utilizan

Los hongos medicinales como el Reishi, Cordyceps, Maitake, Shiitake, Lion’s Mane (Melena de león) o Chaga, contienen compuestos bioactivos como los beta-glucanos, triterpenos y polisacáridos, conocidos por:

  • Regular la inmunidad (efecto inmunomodulador)

  • Disminuir la inflamación crónica

  • Proteger frente al estrés oxidativo

  • Apoyar la microbiota intestinal

Estas propiedades los han hecho populares en el manejo de enfermedades autoinmunes, fatiga, estrés crónico y también… ¡en alergias!

¿Qué ocurre en las alergias?

Una alergia es una respuesta exagerada del sistema inmunológico frente a una sustancia que, en teoría, no debería causar daño (como el polen, los ácaros, ciertos alimentos o metales).

Se produce una hiperactivación de células inmunes (como los mastocitos), que liberan histamina y otras sustancias inflamatorias. Esto da lugar a síntomas como:

  • Congestión nasal, estornudos

  • Picor en piel, ojos o garganta

  • Eczema, urticaria

  • Dificultades respiratorias (asma alérgica)

El sistema inmunológico está descompensado, actuando con demasiada intensidad frente a estímulos inofensivos.

¿Pueden los hongos medicinales ayudar en casos de alergias?

¡Sí! Y aquí está la clave: los hongos medicinales no estimulan “más” el sistema inmunológico, sino que lo equilibran. Es decir, no son inmunoestimulantes como tal, sino inmunomoduladores. Esto significa que:

  • Si hay exceso de actividad inmunitaria (como en las alergias), pueden calmarla.

  • Si hay déficit (infecciones recurrentes, defensas bajas), pueden fortalecerla.

Ejemplos con evidencia:

Reishi (Ganoderma lucidum):

  • Rico en triterpenos y beta-glucanos.

  • Disminuye la liberación de histamina.

  • Tiene efecto antihistamínico y antinflamatorio suave.

  • Muy utilizado en asma alérgico y rinitis.

Cordyceps sinensis:

  • Apoya la función respiratoria y mejora la oxigenación.

  • Muy útil en alergias respiratorias y asma.

  • Tiene efecto adaptógeno (reduce reacciones exageradas al estrés).

Chaga (Inonotus obliquus):

  • Antiinflamatorio y antioxidante.

  • Apoya la salud intestinal, lo que mejora la tolerancia inmunológica.

¿Y si tengo alergia a los mohos o a los hongos comunes?

Aquí hay que hacer una distinción importante.

Ser alérgico a los mohos ambientales (como Aspergillus o Penicillium) NO implica tener alergia a los hongos medicinales.
Sin embargo, si tienes una alergia confirmada a setas comestibles o a levaduras (como Saccharomyces), es importante actuar con más precaución.

Recomendación:
Comienza con dosis muy bajas.
Elige productos de alta calidad, sin alérgenos añadidos (gluten, soja, excipientes artificiales).
Preferiblemente en extracto puro y estandarizado, no en polvo.
Si tienes alergias graves o asma, consulta siempre con un profesional de salud antes de introducirlos.

Siguiente
Siguiente

Toxinas, filtros del cuerpo y envejecimiento: una relación directa que no puedes ignorar