Fermentados vs probióticos: ¿en qué se diferencian?

¿Cuándo conviene usar suplementos probióticos?

Los suplementos son especialmente útiles en casos donde se necesita precisión terapéutica. Algunos ejemplos:

Casos en los que se recomienda:

  • Tras antibióticos (para prevenir diarrea o disbiosis)

  • SIBO o disbiosis intestinal (con cepas no productoras de gas, como Saccharomyces boulardii)

  • Candidiasis intestinal o vaginal

  • Síndrome del intestino irritable (SII)

  • Alergias, eccemas o dermatitis atópica

  • Apoyo inmunitario en infecciones recurrentes

  • Trastornos del ánimo o del sueño relacionados con microbiota

En estos casos, es clave elegir la cepa adecuada, ya que no todas las especies hacen lo mismo. Por ejemplo:

  • Lactobacillus rhamnosus GG → eficaz para diarrea y refuerzo inmune.

  • Bifidobacterium longum → útil para ansiedad y estrés.

  • Saccharomyces boulardii → antifúngico y regulador intestinal.

¿Y cuándo conviene usar fermentados?

Los fermentados son una excelente forma de mantener una microbiota diversa y resiliente en personas sanas o como complemento en procesos de recuperación intestinal.

Recomendados para:

  • Promover la diversidad microbiana de base

  • Mejorar la digestión de alimentos (al contener enzimas)

  • Aportar micronutrientes activos (B12, K2, enzimas, compuestos bioactivos)

  • Fortalecer el sistema inmune de forma general

  • Apoyar el tránsito intestinal y reducir gases leves

Además, tienen un valor cultural y culinario importante, aportan sabor y variedad, y suelen ser bien tolerados cuando se introducen progresivamente.

¿Y si combino ambos?

¡Perfecto! La combinación suele ser la mejor estrategia:

  • Los probióticos suplementados actúan como tratamiento dirigido en casos específicos.

  • Los fermentados actúan como mantenimiento diario para reforzar la ecología intestinal a largo plazo.

Consejo: empieza con pequeñas cantidades de fermentados si no estás acostumbrada (ej. 1 cucharadita de chucrut o ½ vaso de kéfir) para evitar molestias digestivas.

En resumen

  • Los probióticos son suplementos con cepas específicas y dosis conocidas, ideales para tratar desequilibrios o enfermedades concretas.

  • Los fermentados son alimentos vivos o bioactivos que promueven la salud intestinal general y la diversidad bacteriana.

  • No son excluyentes, sino complementarios: uno trata, el otro cultiva.

Escuchar a tu cuerpo y adaptar el enfoque según tu estado de salud, tolerancia y necesidades, es la clave para usar estas herramientas con criterio.

Anterior
Anterior

Detox natural del cuerpo: ¿mito comercial o realidad fisiológica?

Siguiente
Siguiente

Eje intestino-cerebro: cómo lo que comes puede influir en tu estado de ánimo